miércoles, 19 de mayo de 2010

Sobre la concatenación de las amistades nocturnas y su difícil inserción para con la vida diaria y duradera.

He puesto un título así como rebuscado, porque...porque me hacía gracia. En realidad, no voy a hablar de nada tan complicado, aunque dudo mucho que ese título vaya a tener sentido. Da igual. El caso es que vengo a hablar, solo un poco, de lo complicado de las relaciones personales.

Sí, vale, todos sabemos que las relaciones humanas son complicadas, y blao blao. Siempre. Pues bien, añádele a eso la dificultad de que no puedes ver la luz del sol, no puedes comer nada que no sea frescos glóbulos rojos y no pareces envejecer nunca. De hecho, qué coño, no envejeces nunca.

Recuerdo que hubo un tiempo en el que tuve periodos de intento de socialización, pero era complicado. Mucho. Era una lata tratar de inventar excusas sobre por qué no podías quedar por las tardes, o por qué te comportabas de forma extraña o por qué no, no estabas enfermo, a pesar de que estuvieras helado. Además existía otro inconveniente, que sí, voy a quedar de ególatra, pero no es la idea: el poder místico de mis sobacos hacía que todas las féminas perdieran las bragas, y eso acababa trayéndome problemas.

Así que borrados de la lista los amigos tradicionales, esos con los que ir al cine y tomarse cafés y esa lista de cosas así como horteras de peli, pero vaya. Descartados ellos, solo queda una opción: los amigos nocturnos.

Los amigos nocturnos siempre suelen estar borrachos o drogados, al menos los que yo frecuento. Pienso que normalmente están tan ocupados en enciegarse y follar que raramente se darán cuenta de que yo no bebo o de que de día parezco estar muerto, pero bueno, como ellos, ¿no? Y a nadie le parece raro que las hormonas fluyan alegremente, al fin y al cabo es lo normal.

Pensé que había encontrado una solución, ¡yay! Podía socializar más o menos con gente igual de nocturna que yo, que no hacía muchas preguntas y que no se preocupaba demasiado por qué cojones soy de dónde salgo. El problema es que, a pesar de todo, sigo echando de menos las amistades tradicionales

domingo, 16 de mayo de 2010

No quiero trabajar

quiero hacer plim plim con la mano así



La verdad es que, como no tengo nada que hacer, me tiro las noches viendo series y cosas de ésas. Supongo que debería aprovechar mi fantástica no-vida y dedicarme a pasearme de discoteca en discoteca y de bar en bar y cosas de ésas. Pero no me apetece.

Aceptémoslo. Yo no era la persona más sociable en vida (hace unos cuantos añetes, cuando no había ni discotecas ni mierdas) y no veo por qué esto me va a convertir en alguien super amigable. Creo que la imagen que tenemos los vampiros de cara a la galería es de unos seres que van a clubs poco recomendables (joder, en serio, ¿alguna vez habéis visto un "bar de vampiros" donde la gente esté tomandose una cerveza y charlando? siempre son antros de perdición) y se follan a todo lo que se mueven.

Para empezar, ni siquiera hay bares de vampiros o algo así (es que no sé como llamarlos), eso es una chorrada supina. Creo que ni siquiera somos tantos como para sacar adelante un negocio, y además a los pocos que he conocido, me han caído mal en su mayoría. Otro día explicaré esto, ahora no me apetece, y es largo. El caso es que no hay bares vampíricos (vampibares, aha-aha-aha) y no me apetecería ir en caso de que existieran.

Y luego otra cosa, eso de follarse a todo el mundo...vale, admito que lo he hecho. Lo contaré otro día. Pero no es lo que parece, no es cuestión de sexo, quiero decir (osea, también es cuestión de eso), es cuestión de supervivencia. Es fácil, uno, entra en acción el imán, se te pega alguien, dos, eliges a quien te apetezca, tres, te lo follas y te lo meriendas si te apetece. Normalmente, al menos en mi caso, te apetece más comer que follar. Y te quedas tan ancho.

Pero el caso es que ahora ya no hago estas cosas. Ahora debería decir, no quiero follar, quiero hacer plim plim, con la mano así.

viernes, 14 de mayo de 2010

Lo de Lost, me jode.

Hola.

La verdad es que pensaba postear algo sesudo hoy, pero no tengo ganas, me he despertado con dolor de cabeza o algo así (sí, doler, duele, y todo eso) así que dudo que la actualización de hoy vaya a ser gran cosa.

El caso es que acabo de estar mirando todo el rollo de Lost, y me jode. No me jode la emisión simultánea, ya que siempre la he adorado: es de madrugada, no tengo nada que hacer, no hay nada en la tele (estoy harto de programas de teletimo, en serio) y internet me provee en streaming diversión sin fin, porque sí, soy un adicto, como otros tantos. En fin. La cosa es que hasta ahora me venía de putísima madre el horario y todo eso, pero ahora, en la final, van y me lo joden.

Porque sí, van a emitirlo en directo y todo eso, pero es doble, y con media hora más, y no tengo muy claro el horario pero opr lo visto es de cinco de la mañana a siete y media, y por lo tanto, para mí absolutamente imposible de ver, porque hacia las seis empieza a entrarme el sueño (sueño, por llamarlo de algún lado) y a las siete y media no llego ni de coña.

Y es que, una vez más, es un coñazo. Es un coñazo eso de tener un horario predeterminado siempre por culpa del astro rey, que estoy de él hasta las pelotas. Porque no, no vale con cerrar las ventanas, no señor, en cuanto empieza a amanecer es inevitable, te conviertes un vegetal y con eso te tienes que conformar. Creo que otro día hablaré de eso, porque hoy no es el tema, y da para largo.

La cuestión es esa: que me voy a quedar frito a medio capítulo y me voy a comer todos los putos spoilers.

Para que luego digan que esto no da asco, joder.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Sobre el maldito - imán.

Sé que no debería publicar hoy mismo, porque es un poco patético escribir dos entradas el mismo día, y más el día que publicas, pero estas cosas funcionan así: lo acabas de abrir, sientes la necesidad absurda de publicar sin parar, y luego te aburres. Espero que esto último no pase.

Hoy quería escribir sobre el maldito-imán. Sé que puede sonar un poco raro, bueno, suena un poco raro, y es un auténtico fastidio. Pero empecemos por el principio, bueno, por la razón por la que me he sentado a escribir esto.

El caso es que hace un rato he tenido que salir a comprar. Comprar siempre es un fastidio, porque tengo que acabar tirando de las tiendas tipo Seven-Eleven y al final te acaban cobrando las cosas a precio de oro africano, pero es lo que tiene no poder hacer tus compras en horario comercial estándar. Como sea, otro día hablaré de los inconvenientes de tener que andar así, pero la cosa es que mientras iba, venía y compraba, no sé cuantas miradas lascivoeróticas he recibido.

No me malinterpretéis, no es que sea un ególatra (bueno...estoy escribiendo un blog sobre mí, pero no es eso) es el maldito-imán. Es como cuando las flores venenosas son horriblemente atractivas para que las pobres moscas se queden atrapadas y luego se las merienden. Pues esa es la idea. No estoy diciendo que yo sea terriblemente atractivo, que no lo soy. Son las putas hormonas-mierda-loquesea que me convierte en una bonita flor pegajosa.

Y al principio era la ostia de divertido, pero ya es un coñazo. No voy a negar que me encantaba que todas las tías (y los tíos y todo bicho viviente) se me acercase con esa cara de "fóllame, fóllame". A ver quién decía que no, sobre todo porque luego prometía merendola gratuita, y eso siempre está bien (siento que suene tan mal)

Pero ya me cansa, me agota. Quiero estar en paz, no quiero que me acosen, no quiero que el olor de mis sobacos tenga poder seductor. No me apetece. Quiero ir a comprar al Seven Eleven sin que al dependienta me ponga ojitos, sobre todo porque me entra hambre, mucha hambre, y si algo me enseñaron es que hay un lugar y un tiempo para todo, y el Seven Eleven no es lugar para montar una carnicería.



[se me olvidaba completamente: lo de la columna derecha es un Formspring de esos, para preguntar cosas. Me parece molón y lo he puesto, aunque creo que descuadra un poco, pero cuando me aburra lo quitaré...]

martes, 11 de mayo de 2010

Hola.

La verdad es que no sé muy bien como empezar con esto.

Hace unos días, cuando pensé en hacer un blog, no tenía mucha idea de por donde arrancar, y creo que sigo sin ella. La mayoría de páginas de estas suelen ser temáticas (al menos las más interesantes) : que si blogs de literatura, de cine, de ciencia, de política, en fin, de cualquier cosa. O eso, o tienes una vida especialmente interesante y te sacas fotos en ángulos favorecedores y todo el mundo te adora. En mi caso, no es ni una cosa ni la otra, bueno, creo que sí que tengo cierta particularidad que, y no es por tirarme flores, me hace digno de tener un blog.

El caso es que soy un vampiro.

Sí, ya lo sé. No, no me lo invento. Ojalá. No, no soy un chalado que se ha afilado los colmillos a base de lija. Creo que en realidad, "no" a la mayoría de cosas que estáis pensando. Incluída la de cerrar la página y olvidaros de esta chorrada.

Estupendo, si seguís aquí es que no lo habéis hecho. Gracias.

En fin, después de esto, bienvenidos al blog este.